Hola a todos. La locura de marzo hizo imposible poder aparecer en esta ventana en la que aparezco mensualmente, lo siento. Hoy, sin embargo, no quiero dejar pasar este día tan especial. En este momento nos dirigimos hacia nuestra última etapa (Fenerbahce Estambul) en esta bonita Euroleague en la que hemos participado y además se conmemora un año de nuestra victoria en la Eurocup del año pasado.
A veces parece que la vida te tiene preparada alguna sorpresa. Una sorpresa que apenas intuyes años atrás, pero que aparece cuando menos te lo esperas, cuando el camino está más empinado que nunca, pero que no es sino una consecuencia de mucha inversión, de mucha dedicación, de mucho trabajo en pos de un sueño.
La pasada no fue una temporada fácil en absoluto. El revolcón que suponía que nos hubieran dejado fuera de la Euroleague en los despachos, fue un duro golpe para un equipo de la tradición de Unicaja. Rearmarnos y confeccionar meticulosamente una plantilla que pudiera competir al máximo en la Eurocup, con la siempre dificultad añadida de una ACB implacable, no era nada asequible.
Nunca nos alejamos de nuestros objetivos en ambas competiciones, pero veníamos de la temporada más dura de las cinco que llevo en este club (2015/16), y donde tres lesiones de muchísimo calado, junto a otros factores, alteraron el rumbo y destino de un equipo preparado para competir con los mejores, y que, a pesar de las dificultades, acabó sobreponiéndose muy notablemente.
Así pues, y con la vista puesta en las Fases Finales de cada torneo, nos dispusimos a ir haciendo encajar las piezas de un puzle, que no iba a ser nada fácil. Ganar la segunda mejor competición europea entre 24 equipos de mayores presupuestos que el nuestro y también con historias gloriosas en su haber, un año después de haber sido apartados de la Euroleague, no iba a ser (como no fue) un camino de rosas. Para mayor inri, alcanzar las eliminatorias al título en ambas competiciones, sin olvidar para nada la Copa del Rey, hizo que nos plantáramos en ellas, sin ninguna ventaja de campo a nuestro favor.
El equipo, sin embargo, navegaba con rumbo firme durante todo el año. Lógicamente habrá quien siempre quiera más, pero en la ACB íbamos a uno o dos partidos de los de cabeza, y en la Eurocup fuimos salvando obstáculos hasta esa fase final.
La puesta a punto de un equipo, aunque haya quien la minusvalore, nunca es fácil. Tengo un gran equipo técnico en el que el papel del Preparador Físico, Fisioterapeutas y Médicos (muchas gracias a Diego Vázquez, Mario Bárbara, Ale Ballesteros, José Nogales, Diego Montañez y Paco Jaime), tiene un gran peso y valor para mí. Hacer que lleguen a su punto óptimo y en el momento adecuado a un grupo compuesto por 12 jugadores en los diez meses que duran las competiciones, nunca es en absoluto fácil (hervir la pasta un minuto más o menos es clave para encontrarla “al dente” … ¡especialmente para un italiano!), pero éramos conscientes de estar trabajando bien, de estar aumentando día a día, minuto a minuto, nuestra calidad en los partidos.
De este modo, y con un cuadro que nos enfrentaba en primera instancia a un Bayern de Munich en alza y con la prebenda de ser un equipo de futuro por el que apostaba la Euroleague, nos plantamos en la ciudad bávara, con la confianza de dar muestras de nuestra mejoría. En ese vestuario, tras la derrota, se palpaba esa confianza en nosotros mismos, nuestras caras y posturas corporales destilaban una fe brutal. De este modo y tras empatar la eliminatoria en nuestro Carpena lleno de pasión, volvimos al santuario de la casa de la aspirina, y en un grandísimo partido, derrotamos al batallón de Sasha Djordjevic. Difícil de olvidar el baile post-partido en plena pista, así como la cena en el centro de la ciudad con el equipo desbocado de alegría.
Nos sentíamos calientes (“on fire” que dirían los anglosajones), y ya teníamos ganas de enfrentarnos a un Lokomotiv Kuban, que había perdido poquísimos partidos en la competición y que este año también sigue invicto en la Eurocup’18. Un larguísimo viaje a Krasnodar, aliviado un poco por el club con un chárter, nos hizo desembarcar entre el Mar Caspio y el Mar Negro. La adrenalina apenas había bajado, y a pesar de que se iba a producir una importante baja como la de Musli, nos impusimos con merecimiento en el primer envite y en cancha contraria, al equipo de Sasa Obradovic. Debíamos rematar el trabajo en casa, y pertrechados con miles de barbas en la grada y una afición deseosa de romper pronósticos, nos ganamos nuestra clasificación para la gran Final de la Eurocup, con el único, gran, inconveniente de que nos enfrentábamos a un equipo que nos había ganado 4 veces en una misma temporada.
El primer envite en Valencia iba a marcar el devenir de la eliminatoria y queríamos salir de allí, sucediera lo que sucediera, orgullosos y convencidos de nuestra capacidad. No estuvimos lejos de conseguir ese anhelado primer triunfo en una eliminatoria a 3 partidos, pero perdimos. De un modo parecido al de Alemania, el equipo salió de allí reforzado y confiado en querer volver. El Carpena volvió a responder quedándose pequeño, y en una noche mágica y con un lleno hasta la bandera, empatamos la Final, llevados en volandas por un público que más que nunca se palpaba como un jugador más…, ¡¡¡jugamos con 6!!! Valencia, La Fonteta y una afición rival que escondía el cava bajo los asientos, iban a ser nuestra última parada, la última frontera, el último muro al que derribar. Nuestros ojos “en sangre” tenían la vista puesta en los últimos cinco minutos del partido, y ni tan siquiera jugar sin más pívots que Viny Okouo con 19 años por la expulsión de Omic o con cinco bajitos, nos iba a sacar de nuestro plan de partido, ni a arrebatarnos nuestro sueño. La actitud de nuestros jugadores fue admirable, sobreponiéndose a todos los problemas y a una cancha de la que apenas se habían escapado derrotas en toda la temporada. Jugadores multiplicándose en la pista y demostrando su compromiso e implicación, nos acabaron regalando un final ÉPICO que ninguno de ellos, ni de los 100 aficionados que nos acompañaron (gracias), ni los 8.000 socios (gracias), ni una ciudad entera como Málaga iban a olvidar en su vida. Fue un partido para la historia, premiado con un recibimiento des-co-mu-nal a las 4h. de la madrugada en el aeropuerto y rematado por una calurosa fiesta en el centro de la ciudad al día siguiente.
Pero si ganar un título de esta magnitud tras 10 años sin engrosar nuestras vitrinas ya fue importante, el premio que llevaba consigo en el interior esa Copa de Campeones de la Eurocup, no era baladí… jugar en esta nueva y gran Euroleague de nuevo, “un año después”.
Como he dicho hace pocas horas a los compañeros de la prensa antes de salir de viaje, tras haber disputado 6 Euroleagues previamente (con esta ya son 7) y 3 Eurocups, esta es, de largo, la más rica y compleja de las competiciones que nunca he disputado.
Evidentemente y como siempre, todos queremos más, pero estamos en los orígenes, en la semilla de una especie de nueva Conferencia Europea de la NBA y esto viene de nuevo absolutamente para todos, sin excepción. Para quienes participamos en primera persona a pie de pista, pero también para quienes lo ven y lo disfrutan como los espectadores, o para las Directivas y Prensa que lo juzgan. En 10 años todo el mundo trabajará y opinará con más bagaje y criterio, con más información en sus espaldas, con la que poder comparar y corroborar dinámicas, pero ahora mismo los tiempos (nunca mejor dicho), han cambiado drásticamente y hay que ponerse, más que nunca, en la piel de quienes desempeñamos nuestro trabajo a pie de obra día tras día.
Un calendario tan duro como espectacular, sobrecargado con sus viajes, pero también con sus largas esperas por las maletas y demoras o cancelaciones de última hora en la salida de sus aviones en los aeropuertos, con sus “bonitos” controles policiales, con hoteles con mil y una sorpresas, con comidas que, por más que lo intentamos, no se asemejan a las nuestras. Pero sobretodo, con un ritmo de competición que te obliga a tener que jugar muy a menudo 3 partidos en 5 días, 10 partidos en un solo mes, cerca de 80 partidos anuales y que, por tanto, condiciona la planificación de los entrenamientos, comidas y descansos, y hasta la mismísima confección de la plantilla (dentro de tus reales posibilidades), para no sobrecargar a tus jugadores y que estos, entiendan los roles que van a desempeñar y las nuevas exigencias que implica este ritmo de trabajo.
Creo, honestamente, que debemos felicitarnos por nuestra trayectoria, sin hacer ostentación de ningún tipo, sin alardear de nada, pero espero que nos sintamos orgullosos de lo que hemos vivido. Sí, no hay que rasgarse las vestiduras y reconocer que el miedo al cansancio que implica ineludiblemente esta competición (alternándola con la ACB), nos hizo perder un par de partidos de gran diferencia, unidos al partido de CSKA. Tampoco no hay que ocultar que varios partidos se escaparon por escaso margen de puntos, es cierto, pero el equipo compitió y compitió sin bajar la mirada. Sin embargo, todos hemos de ser conscientes que partíamos (y con mucho orgullo y sin miedo a decirlo) con uno de los 3 presupuestos más bajos de la competición, y que los otros dos equipos se reforzaron en Euroleague, nosotros no. Y que por tanto en la clasificación final, quedarán por detrás de nosotros grandes equipos Campeones de Europa en el pasado y actualmente campeones de liga en sus respectivos países. Tampoco debemos olvidar que Fenerbahce, Real Madrid, F.C.Barcelona, Olympiacos, Maccabi entre muchos otros, han caído contra nuestro equipo, y eso, mirémoslo como lo miremos, no es nada fácil. Así pues, y sin vanagloriarnos de nada, hemos de reconocer que el balance es más que positivo.
Nada más por hoy, tengo la sensación que la vida nos deparará más sorpresas, entre otras cosas, porque trabajamos mucho y bien, como para merecérnoslas, con coherencia y sin estridencias, ajustándonos a los parámetros que entre todos hemos decidido, y porque la calidad humana y profesional de cuantos componemos este club, y cada uno en su parcela, hace pensar que en el futuro tendremos muchas cosas aún que decir y… sentir. Ahora, sin embargo, toca ponerse el mono de trabajo, y apretando los dientes, bajando el culo y afinando las gargantas, dar lo mejor de nosotros mismos en el partido de esta noche en Turquía y especialmente en el resto de partidos de la ACB, empezando por el próximo domingo contra el Tenerife.
¡¡¡FELICIDADES a TODOS!!!
[*]…cuelgo este articulo tras nuestra más que especial victoria contra el actual Campeón de Europa, el Fenerbahce de Estambul. Y además proclamando, tras 30 jornadas como Mejor Reboteador de la Euroleague a James Augustine y a Nemanja Nedovic como el 4º Mejor Anotador de la Euroleague. ¡Seguimos Creciendo!